



Fundada en 2006, Piedravlanca se consolidó como un referente local de moda masculina, sinónimo de elegancia contemporánea y vanguardia. Desde sus inicios, la marca ha evolucionado desde una estética clásica y minimalista hacia un lenguaje más audaz, explorando nuevos materiales, siluetas y conceptos sin perder su esencia.
El nombre nace del apellido de su fundador: Peñalva, compuesto por "Peña" y "Alva", es decir, Piedra Blanca. De allí surge Piedravlanca: un homenaje a sus raíces, con una lectura sutilmente transformada. Se mantuvo la "v" como un gesto fiel al origen, y la ausencia de la letra "ñ" —tan propia del español— se convirtió en una oportunidad para crear un símbolo distintivo: la tilde (~), hoy convertida en el isotipo de la marca.
Cada prenda expresa esta dualidad: solidez y pureza, tradición y búsqueda. Piedravlanca es un punto de equilibrio entre lo atemporal y lo que aún está por venir.









